
A los pies de la Cordillera de Los Andes en el extremo oriente de la ciudad de Santiago de Chile, existe un lugar conocido como Peñalolén Alto. Hásta mediados del siglo XX estas tierras fueron fértiles y existían enormes chácaras y potreros de propiedad de la familia Arrieta, en las cuales trabajaban los inquilinos llegados de todos los rincones de Chile, quienes al no encontrar en la ciudad las prometidas oportunidades laborales y de vivienda se asentaron en la periferia urbana trabajando estas tierras para el dueño del fundo.
Con la consolidación de barrios campesinos, el inicio de loteos irregulares durante la década del 60 y la posterior expropiación de estas tierras, se produjo un cambio en el uso del suelo así como de la actividad productiva y social de sus habitantes, dando paso a la urbanización de este sector que en la actualidad forma parte de la comuna de Peñalolén.
Sin embargo, aún existen vestigios del pasado agrícola y ganadero del lugar como los canales de riego: obras fluviales construidas durante el siglo XIX para traer agua del río Maipo y de las quebradas que bajan desde los cerros de Ramón, para regar el fértil suelo del piedmont andino. De ellos, el Canal Las Perdices fue una obra y un espacio público de vital importancia para la población, puesto que sus aguas regaban las chácaras y servían para el consumo. Además, por sus riberas las personas podían desplasarse libremente de un extremo de la población a otro, es decir, tambien funcionaba como una vía de comunicación. Por último, el agua y la vegetación de sus riberas brindaban a la población una serie de beneficios ambientales como regulador térmico, lugar para la recreación y la presencia de fauna.
A primera vista, el espacio del canal se presenta como un lugar marginal al interior de la población. Ahora es destinado para arrojar en él toda clase de basura, desde escombros y basura doméstica hasta animales muertos. Además, la superficie de tierra carente de vegetación genera polvo durante el verano y barro en el invierno, el cual va a parar a las casas vecinas. La carencia de iluminación y la apropiación del lugar por mendigos e indigentes genera problemas de seguridad pública al interior de la población, y por último, la falta de apropiación de este espacio público por parte de los pobladores dificulta la integración y cohesión social dentro de Peñalolén Alto y también interfiere en la consolidación de las redes sociales que existían cuando el canal era un espacio público de los peñalolinos.
Sin embargo, una mirada mas profunda del lugar permite reconocer que el espacio social que se desarrollaba en torno a sus riberas no esta enterrado al igual que el canal, ya que es posible observar a ancianos, jovenes y niños que aún recorren a pie o en bicicleta este verdadero corredor urbano que les permite desplazarse y comunicarse con otros lugares de la población. Este lugar además tiene una serie de ventajas las cuales fueron identificadas por los niños del sector, como por ejemplo el caracter de mirador, unidad de los extremos de Peñañolén Alto y la importancia en la memoria histórica que el espacio del canal representa para sus habitantes.
Entonces, el estado actual del canal Las Perdices ha motivado que las fuerzas sociales de Peñalolén Alto alcen su voz para anunciar a la comunidad que están dispuestos a trabajar en la recuperación sus espacios públicos y de esta manera convertirse en una fuerza urbanistica que rompa la burocracia y tecnocracia del aparato estatal, el asistencialismo municipal y el enorme poder urbanista que ha demostrado tener el mercado inmobiliario que privatiza los espacios públicos a la misma velocidad que se expande la ciudad.
TALLER DE URBANISMO POPULAR
SABADOS 20:00 HRS
SEDE JUNTA DE VECINOS POBLACION SAN JUDAS TADEO (COLEGIO MATILDE HUICI NAVAS)
CONTACTO: cec.urbano@gmail.com